El chasis de un vehículo es una parte esencial que podríamos definir como la columna vertebral de un automóvil, ya sea uno convencional o un coche sin carnet AIXAM. Juega un importante papel estético, pero también es clave en el rendimiento, la seguridad y la durabilidad de los vehículos.
Normalmente, conocemos a fondo el funcionamiento de otras piezas de los vehículos, lo sabemos todo sobre su evolución histórica y su mantenimiento. Pero ahora toca explorar a fondo qué es el chasis de un vehículo, qué tipos existen y por qué son tan relevantes en la industria del automóvil.
El chasis de un vehículo puede presentar una diversidad de formas y estructuras, porque siempre se adaptan al coche en cuestión. El chasis monocasco es el más habitual en los automóviles modernos, ya que destaca por ser una estructura única y continua mucho más ligera y eficiente en términos de combustible.
Por otro lado, los chasis de bastidor son los más tradicionales, porque utilizan un marco rígido que ofrece una base robusta. La opción perfecta para vehículos todoterreno y camiones. Además, los chasis de vehículos suelen estar fabricados con acero, aluminio o fibra de carbono, ordenados de más resistente a más ligero.
Normalmente, los fabricantes de chasis buscan el equilibrio perfecto entre la estructura y los materiales fruto de su compromiso por la mejora continua. Elegir entre uno y otro depende del tipo de vehículo, de sus objetivos de rendimiento y de las preferencias del fabricante.
El chasis de los vehículos es uno de los elementos que más han evolucionado con el paso del tiempo, porque las innovaciones han permitido hacerlos mucho más seguros y resistentes. Los primeros vehículos, a finales del siglo XIX, tenían chasis de madera y metal. Eran muy simples y rudimentarios en comparación con los diseños actuales.
Con el paso del tiempo, los chasis de los vehículos evolucionaron para ofrecer mayor resistencia a los impactos, mejor manejo y eficiencia en el consumo de combustible. Los avances en ingeniería industrial han permitido llegar a estructuras más ligeras y resistentes.
La seguridad en los vehículos siempre ha sido una prioridad para los fabricantes. Sin embargo, la tecnología y los avances de los últimos años han permitido reforzarla por completo. La estructura del chasis ofrece integridad estructural al vehículo y también influye en cómo el coche responde a situaciones de emergencia, como colisiones.
El objetivo de los ingenieros es diseñar chasis que absorban y distribuyan la energía del impacto. Así, es posible minimizar el riesgo de lesiones para los ocupantes. Esto es posible gracias a los sistemas de absorción de impactos y a las zonas de deformación controlada en el chasis.
Además, los avances también han permitido a los fabricantes entender cómo el chasis contribuye a la seguridad vehicular. Y así, los fabricantes también tienen la posibilidad de elegir vehículos que además de ofrecer un buen rendimiento, también prioricen la protección de quienes viajan a bordo.
La era actual es testigo de una revolución tecnológica que también afecta al diseño del chasis de los vehículos. Los fabricantes se han centrado en crear sistemas de suspensión adaptativa, control de estabilidad electrónico y chasis inteligentes que transforman la experiencia de conducción. Y además de mejorar el confort y la capacidad de conducción, también contribuyen a la eficiencia energética porque se adapta a las condiciones del terreno y a las demandas del conductor.
La integración de sensores y de sistemas de control avanzados permite que los chasis se ajusten en tiempo real. Los de carácter adaptativo, por ejemplo, pueden ajustar la rigidez de la suspensión según las condiciones de la carretera y el estilo de conducción. Esta capacidad de adaptación tecnológica está allanando el camino hacia vehículos más seguros y eficientes.
Ahora, el siguiente paso es hacerte con un coche sin carnet AIXAM para disfrutar de todas las ventajas de conducirlo, con las mejores medidas de seguridad y todos los avances recientes en tecnología. Visita tu concesionario más cercano ¡y déjate sorprender!
