Mantener tu vehículo en buen estado no solo alarga su vida útil, sino que también mejora la seguridad durante la conducción y puede ahorrarte dinero a largo plazo. En este artículo, te dejamos cinco consejos para que esté en óptimas condiciones.
El mantenimiento regular de tu vehículo es importante por varias razones. La primera de ellas es que un coche bien cuidado es más seguro. Los problemas mecánicos inesperados que se experimentan mientras conduces pueden poner en riesgo tu seguridad y la de las demás personas que estén en la carretera. No es lo mismo un fallo mientras circulas por ciudad que en las autopistas a mayor velocidad. Con las revisiones periódicas, podrás identificar y solucionar estos problemas antes de que se conviertan en un peligro real.
La segunda razón para mantener tu vehículo cuidado es que ahorrarás dinero a largo plazo. Las reparaciones menores, si se cogen a tiempo, pueden evitar que se conviertan en una avería de gravedad, que es probable que te suponga un desembolso más elevado. Este ahorro también se ve en el uso de combustible. Cuando todos los componentes funcionan como deben, el consumo es menor. Además, los vehículos en buen estado son más fáciles de revender si tuvieras que deshacerte de él en algún momento.
Con esto dicho, te dejamos los consejos más importantes para mantener tu vehículo funcionando correctamente.
Realiza el mantenimiento regular
El mantenimiento regular es, como hemos dicho, la clave para mantener tu coche en óptimas condiciones. Lo ideal es que sigas las recomendaciones del fabricante en lo que respecta a la frecuencia de los cambios y las revisiones. En función de si se trata de un coche eléctrico o de combustión, las piezas a revisar variarán. Lo habitual son los cambios de aceite, las revisiones de frenos y el reemplazo de los filtros.
Inspecciona los neumáticos
Salvo que haya un pinchazo, tendemos a pasar los neumáticos por alto. Pero estos son clave tanto en el rendimiento del vehículo como en la seguridad general. Revisa con frecuencia la presión de los neumáticos y ajústala según las especificaciones del fabricante. También es importante comprobar el desgaste de la banda de rodadura y realizar la rotación de los neumáticos para asegurar que el desgaste sea uniforme. También hay que alinear los neumáticos según sea necesario.
Revisa los líquidos del coche
Los líquidos que usan los coches son necesarios para que funcionen correctamente. Por tanto, hay que revisar que están dentro de los límites considerados como adecuados. Debes mirar el nivel de aceite, refrigerante, líquido de frenos, líquido de dirección asistida y líquido limpiaparabrisas. Cuando están por debajo del nivel recomendado, los daños al motor pueden ser irreversibles.
Cuida el sistema de frenos
Si notas que los frenos chirrían cuando los activas, el pedal se siente esponjoso o el coche tarda más en detenerse de lo habitual, es bastante probable que haya llegado el momento de cambiar las pastillas de freno. Además de estas, hay que revisar también el estado de los discos.
Mantén la batería en buen estado
La batería de tu coche es necesaria para el arranque y el funcionamiento de los sistemas eléctricos. Y si se trata de un vehículo eléctrico, es la que se encarga de almacenar la energía con la que te desplazas. Revisa los terminales de la batería para asegurarte de que estén limpios y libres de corrosión, y verifica la carga y la descarga para identificar cuando empieza a fallar. A la hora de elegir un coche eléctrico, es conveniente prestar atención a la garantía de la batería.
Limpia la carrocería y el interior
Aunque el motor, la batería y demás componentes son lo más importante para mantener tu vehículo en óptimas condiciones, tampoco hay que olvidarse de la carrocería y del interior de aquel. Esto implica lavarlo y aplicar cera para evitar la corrosión de la pintura. Y si quieres que se conserve por dentro, usa protectores para los asientos y el salpicadero.
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