Para poder circular por carretera con seguridad, no podemos pasar por el alto el mantenimiento de neumáticos. Si no sabes cómo realizarlo, te damos todas las indicaciones en este artículo.
El mantenimiento de neumáticos hace referencia a todas aquellas prácticas que se realizan para garantizar que este componente funciona de forma eficiente. Dentro de estas prácticas, se incluye, por ejemplo, el control de la presión, la alineación, el balanceo o el estado general.
Entre todos ellos, la presión es uno de los más relevantes. Aunque quizás no lo sabías, cuando la presión es incorrecta, se produce un desgaste irregular. Esto repercute directamente en la conducción del vehículo y aumenta el riesgo de incidentes.
Cuando la presión es más baja de lo recomendado (para conocerla hay que comprobar las indicaciones del fabricante), se incrementa la resistencia en la rodadura. A consecuencia de ello, aumenta el consumo de combustible. Por el contrario, cuando la presión es más alta de lo adecuado, se reduce la superficie del neumático que está en contacto con la carretera. Si esto sucede, hay menor tracción y aumenta el riesgo del aquaplanning cuando llueve o hay agua en la carretera.
La alineación es el ajuste de los ángulos de las ruedas para que estén bien orientadas en relación con el chasis del vehículo y con la carretera. Deben estar paralelas y perpendiculares al suelo, para que haya buena estabilidad y que el desgaste progresivo por el uso sea regular en toda la superficie de la rueda. Si no es así, el vehículo se desplaza hacia un lado y puede influir en el control del volante, así como acelerar el deterioro.
Con el balanceo, los neumáticos giran de manera uniforme y se evitan las vibraciones. Por último, el aspecto visual, que consiste en verificar si hay cortes, zonas abultadas o daños que puedan poner en compromiso la seguridad en la conducción.
Si quieres aprender a realizar el mantenimiento de neumáticos de tu vehículo, esto es lo que debes hacer:
Comprueba la presión
La presión se debe verificar con regularidad o cuando veamos a simple vista que una o varias ruedas tienen poca firmeza. Para ello, se usa un manómetro. Compara la presión que sale con la que recomienda el fabricante. Ten en cuenta que hay que medir cuando los neumáticos estén fríos. Si hemos conducido mucho tiempo, la presión aumentará.
Rota los neumáticos
Otra práctica regular del mantenimiento de neumáticos es la verificación visual en busca de daños. En cuanto a la rotación, esta consigue un desgaste uniforme. Se trata de cambiar los neumáticos de posición para equilibrar el desgaste que ocurre debido a la dinámica de conducción y el peso del vehículo. Se recomienda hacerlo cada 8 mil a 10 mil kilómetros.
Alinea y ajusta el balanceo
La alineación se hará cuando notamos que el vehículo tiende a desplazarse hacia un lado o cuando los neumáticos se han desgastado en exceso de forma desigual. Para el balanceo, se hará siempre que haya un cambio o una reparación en aquellos.
Verificar la banda de rodadura
La profundidad del dibujo de la banda de rodadura nos indica cuándo ha llegado el momento de cambiar las ruedas. Se puede usar un medidor de profundizar o fijarse en si el dibujo ha llegado a la zona límite. Si el desgaste es muy alto, se reduce la capacidad de tracción y la adherencia al suelo, que puede ser un riesgo cuando llueve.
Cambiar los neumáticos
Además de tener en cuenta los puntos anteriores en el mantenimiento de neumáticos, estos también tienen una vida útil concreta. Si bien el estado exterior puede parecer bueno, cuando han pasado entre seis y diez años, el interior es probable que esté deteriorado. La recomendación es cambiarlos cuando ha pasado este tiempo, o entre 40 mil y 60 mil kilómetros.
Por tanto, si circulas mucho por carretera, el desgaste será más elevado que si lo haces principalmente por ciudad. Si este último es tu caso, apuesta por los coches sin carnet AIXAM, que están diseñados específicamente para este entorno.
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